ACLU Comment on Supreme Court Decision in Kennedy v. Bremerton School District

News Release: 
Monday, June 27, 2022
Espanol Abajo

WASHINGTON — The Supreme Court ruled today in Kennedy v. Bremerton School District, siding with a public-school football coach who demanded the right to pray with his players after games at the 50-yard-line. The decision significantly erodes the separation of church and state in public schools.
 
The case was brought by Joseph Kennedy, a former football coach in Bremerton, Washington, who sued a public school district for placing him on administrative leave after he repeatedly ignored directives to stop leading his team in mid-field prayers immediately after games. The school determined that Kennedy’s practice violated students’ religious-freedom rights and also created a safety risk at games because Kennedy had orchestrated a public spectacle by inviting media and local politicians to attend. Kennedy claimed that the school’s actions violated his free-speech and free-exercise rights.
 
The American Civil Liberties Union and the ACLU of Washington filed a Supreme Court amicus brief in the case, arguing that Kennedy’s prayers, which he admits he delivered while on duty,  are not protected by the Free Speech Clause and that the school district had a constitutional duty to stop his practice because it violated the separation of church and state.  As the dissent explained, “[t]oday’s decision is particularly misguided because it elevates the religious rights of a school official . . . over those of his students, who are required to attend school and who this Court has long recognized are particularly vulnerable and deserving of protection.”

Daniel Mach, director of the ACLU Program on Freedom of Religion and Belief, said: 

“This decision is deeply disappointing and undermines the religious liberty of public school students.  As the Supreme Court recognized over 60 years ago, it’s inherently coercive for school officials to pray with students  while on duty.  Today’s ruling ignores that basic principle and tramples the religious freedom of students who may not share the preferred faith of their coaches and teachers.”

Taryn Darling, senior staff attorney, ACLU of Washington, said:
“The freedom to hold beliefs that differ from those with authority has been a founding principle of our country. It is disappointing that today’s decision erodes protections for public school students to learn and grow free of coercion. Kitsap County is a religiously diverse community and students reported they felt coerced to pray. One player explained he participated against his own beliefs for the fear of losing playing time if he declined. This decision strains the separation of church and state — a bedrock principle of our democracy – and potentially harms our youth.”

 


Comentario de la ACLU sobre la decisión del Tribunal Supremo en el caso Kennedy vs. Bremerton


WASHINGTON -- El Tribunal Supremo emitió un fallo el día de hoy en el caso de Kennedy vs. Bremerton a favor de un entrenador de fútbol americano de una escuela pública quien exigió el derecho a orar con sus jugadores en la línea de yarda 50. Esta decisión corroe considerablemente la separación entre la iglesia y el estado en las escuelas públicas.
 
Este caso fue presentado por Joseph Kennedy, un ex entrenador de fútbol americano en Bremerton, Washington, quién demandó al distrito escolar público por suspenderlo administrativamente después de haber ignorado continuamente las órdenes de suspender los rezos con sus jugadores en medio del campo después de los partidos. La escuela determinó que esta práctica llevada a cabo por Kennedy violaba los derechos de libertad religiosa de los estudiantes y también representaba un riesgo de seguridad en los juegos, porque Kennedy la había convertido en un espectáculo público al invitar a los medios de comunicación y a los políticos locales. Kennedy manifestó que las acciones de la escuela violaban sus derechos de libertad de expresión y el ejercicio libre.
 
La Unión de Libertades Civiles Americanas y la ACLU de Washington presentaron un escrito legal Amicus ante el Tribunal Supremo en este caso, argumentando que las oraciones de Kennedy, las cuales él mismo admite rezaba durante el desempeño de sus tareas laborales, no están protegidas por la cláusula de libre expresión y que el distrito escolar tenía el deber constitucional de detener esta práctica porque tentaba en contra de la idea de separación entre la iglesia y el estado. El disenso explicó que “la decisión de hoy es particularmente errónea ya que eleva los derechos de un funcionario escolar... sobre los de sus estudiantes, quienes deben asistir a la escuela y a quienes este tribunal ha reconocido come muy vulnerables y merecedores de protección”.

Daniel Mach, director del Programa de Libertad de Religión y Creencias de la ACLU manifestó lo siguiente:

“Esta decisión es sumamente lamentable y pone en peligro la libertad religiosa de los estudiantes de las escuelas públicas. El Tribunal Supremo reconoció hace más de 60 años que es un acto de coacción inherente el que los funcionarios escolares oren con los estudiantes durante el desempeño de sus tareas. El fallo de hoy hace un lado ese principio básico y pisotea la libertad religiosa de los estudiantes que quizás no compartan la fe de sus entrenadores y maestros”.

Taryn Darling,  abogada senior de la ACLU de Washington, expresó:
“La libertad de tener creencias diferentes a las de aquellos en puestos de autoridad ha sido un principio fundamental de nuestro país. La decisión de hoy es verdaderamente decepcionante ya que corroe las protecciones para los estudiantes de escuelas públicas, las mismas protecciones que les permiten aprender y crecer libres de coacción. El Condado de Kitsap es una comunidad de religiones diversas y los estudiantes han expresado que se han sentido obligados a rezar. Un jugador explicó que había participado en contra de sus propias creencias por temor a perder tiempo de juego si se negaba. Esta decisión pone en peligro la separación entre la iglesia y el estado —piedra angular de nuestra democracia—  y tiene el potencial de perjudicar a nuestra juventud.